lunes, 29 de mayo de 2017


La opinión del que no tiene voz en las residencias

Juani Cespedes, El Correo, 29-5-2017

Los usuarios de las residencias estamos muy tristes. Todos hablan y opinan menos nosotros. Antes de la huelga esto no iba bien, nunca ha ido bien, nos atienden corriendo, nos llevan al baño cuando toca o se puede, con el pañal lo mismo, no nos lavan los dientes, nos dan de comer corriendo, yo no soy un pavo con todo mis respetos para los pavos, soy un ser humano, que he luchado por levantar mi tierra, ahora nadie me ve, soy invisible, a veces ni me limpian los labios bien después de comer, merendar...tengo el café seco en el morro, manchas en la ropa, muchos días mal afeitado, las uñas largas y sucias, nos llevan a la cama corriendo, miro a mi compañera de al lado y está como yo, muchos no podemos expresarnos y de eso se aprovechan, muchos se van muriendo, pero sin dignidad. Yo quiero morir limpio, cuidado y dignamente. Después comienza la huelga, quiero que me acuesten, me levanten, qué culpa tengo yo, porque hoy no me toca, no entiendo nada, ¿están todos locos? ¿por qué todo lo pago yo? Por favor, ayudénos a ser felices, a sentirnos queridos, damos de comer a mucha gente, ¿no os dais cuenta?
Sin nosotros no habría negocio, pensad en nosotros, dejad de hacer números y cumplid todos con lo que decís, dejad de hacer números y cumplid todos con lo que decís, todo es una mentira, ni dignidad ni calidad. Nos quedamos sin dinero, damos todo lo que tenemos y ¿a nosotros que nos dan? A nadie le importa, porque si muero esta noche,en dos días habrá otra persona ocupando mi habitación. Este es el problema, que se soluciones la huelga, pero que se solucione el verdadero problema que hay detrás de la huelga. A mi no me importan ni los sindicatos ni las empresas ni la Diputación ¿qué culpa tengo yo de no haberme muerto antes? Estoy aquí ¿no me véis? Empresario, ven a verme, Diputada, Diputado General dejad alguna reunión de las que tienes con la ciudadanía y venid a verme. 
Por último, he oído qye no sé qué del tren de alta velocidad y he llorado. Dios mío, ¡cuánto dinero y para mí y mis compañeros no hay! Me da pena toda esta situación que estámanchando mi tierra, que todo esto quede escrito en la historia ¡qué lamentable!

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